Quizás no hayas oído hablar nunca de ellos. No me extrañaría ya que para mi también es algo relativamente nuevo. El año pasado empecé a estudiar nutrición macrobiótica y fue entonces cuando los pickles llegaron a mi vida para quedarse (usaré el término inglés que es mas corto que decir fermentados, venga vale, y mas chic :D). Y han llegado para ya no marcharse nunca mas. Son muy sencillos de hacer, están buenísimos, son muy baratos y los beneficios que reporta el hecho de comer una pequeña cantidad cada día no son pocos.
La verdad es que desde que los he descubierto los he incluido en mi dieta porque me encantan y me sorprende mucho que no estén mucho mas integrados en nuestra vida. Los pickles es uno de los métodos mas antiguos que existen para preservar alimentos y se han usado tradicionalmente en cocinas de muchísimos lugares del mundo. Antes de que tuviéramos neveras muchas culturas han usado este método de fermentación para conservar alimentos, bien por aprovechar los excedentes de producción que no podían consumirse, bien por guardar suministro de frutas y verduras de temporada para otros momentos del año en que no estaban disponibles. Tenemos muchos ejemplos de fermentados como el famoso chucrut, alemán, el miso japonés, la salsa de soja, el tempeh, o cosas mucho mas familiares en nuestra latitud como las aceitunas y todo tipo de encurtidos.
Pero, ¿en qué consiste esto de la fermentación para preparar pickles de verduras? Consiste en someter a las verduras a un proceso de lacto fermentación. Parece raro, pero al final es algo muy sencillo: se trata en romper una molécula grande (los azúcares presentes en las verduras) en moléculas mas pequeñas gracias a la ayuda de bacterias. A raíz de esa ruptura se produce ácido láctico, que es el que paraliza los procesos de descomposición y por tanto ayuda a la conservación del alimento puesto que hay bacterias peligrosas para nuestra salud que no pueden sobrevivir en ese medio ácido.
Ventajas del consumo de pickles:
– Regeneran floral intestinal ya que son una muy buena fuente de probióticos, es decir, contienen las mismas bacterias que viven de forma natural en nuestro sistema digestivo. Tomar este tipo de alimentos ayuda a que tengamos una flora bacteriana rica y variada en nuestros intestinos.
– Mejoran la digestión y la asimilación de nutrientes en el digestivo. Esto se debe a que durante la fermentación se produce una pre-digestión del alimento, así que cuándo llega a nuestro cuerpo ya tenemos parte del trabajo hecho. Nutren y por tanto benefician el crecimiento de las bacterias de nuestro sistema digestivo, a veces muy dañadas por el estrés, los medicamentos (bien ingeridos de forma directa o indirecta a través de carnes y lácteos de animales explotados de forma industrial) o una mala alimentación (alimentos llenos de pesticidas y herbicidas, procesados etc.).
– Contienen propiedades antioxidantes. Esto se debe a que los vegetales se procesan y almacenan en crudo, es decir, sin haber sido previamente cocinados y por tanto mantienen gran parte de los nutrientes del vegetal. Como ya habréis leído mil veces, los antioxidantes ayudan a luchar contra los radicales libres que se producen de forma natural en nuestro cuero, y por tanto ayudan a prevenir, hasta cierto punto, el envejecimiento de nuestras células.
– Ricos en nutrientes. El proceso de la fermentación hace que aumenten las vitaminas y las enzimas presentes en el alimento. Son alimentos ricos en vitaminas B y C y minerales, las cuales son esenciales para muchas de las reacciones que tienen lugar en el cuerpo humano.
Ahora bien, ojo, porque la fermentación es un proceso que lleva su tiempo. En la actualidad todo se quiere rápido para conseguir beneficios en el menor tiempo posible, así que lo que se hace es usar técnicas que agilicen el proceso pero que matan las bacterias beneficiosas que deberían tener los pickles. Por ejemplo usan la pasteurización, a temperaturas muy altas, que mata toda la vida existente, de esta manera puede estar durante meses o años en las estanterías de los supermercados o almacenadas por ahí hasta que salgan al mercado. También para agilizar el proceso suelen añadir vinagres, que aceleran el proceso, en lugar de utilizar sal y tiempo. Es decir, hagamos nuestros propios pickles caseros (en serio, es divertido y muy rápido) o si no te animamos a hacerlos, al menos cómpralos en un lugar de calidad, ecológicos y de una marca que sepas que no han sido pasteurizados y avinagrados. Yo insisto y te animo a que hagas los tuyos propios. ¿No sabes por dónde empezar? Pues aquí te dejo mi receta de Como hacer pickles caseros. Ya no tienes excusas… 😉
“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina“-Hipócrates-
Gracias por compartir tus recetas y tus experiencias en este blog! Es muy generoso de tu parte mostrarnos posibilidades nutricionales diferentes. Aunque yo soy defensora de la agricultura convencional, me gusta como expones tus puntos de vista. Un abrazo y probaré a ver los pickles en breve! Ya les contaré.
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Gracias a ti!!! Deseando escuchar cómo te va con los pickles…un abrazo!
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